Si eres fan de las conspiraciones, y te gustó la película ESTALLIDO, quizás te interese esta miniserie de 2 episodios, de hora y media cada uno.
Un día, en diversos lugares de USA, unas personas caen fulminadas víctimas de un virus. Las grandes agencias secretas se ponen en marcha para investigar el asunto. A su vez, en Berlín, un equipo intenta recuperar un vial del dichoso virus de las manos de unos traficantes.
El agente John Smith (Stephen Dorff) está realmente metido hasta las cejas. Su ex, es la agente que birla el virus a los traficantes (y nos pasamos una hora pensando que es una agente doble), su pareja actual es la investigadora, que haciendo autopsias se infecta del virus. Su mejor amigo, es un agente que creía muerto y que le hace abrir los ojos. Y sus ex amigos de una pseudo-CIA persiguen a unos, y luego a otros.
La posición de la serie es extraña: por un lado, hace un chiste sobre las “supuestas armas de destrucción masiva” (las de Bush), y coloca a una mujer, de apellido Castilla, como presidenta de los Estados Unidos. Por el otro lado generaliza musulmanes con terroristas, y Afganistán está plagado de musulmanes (es decir, terroristas).
Y lo más inquietante: una agente espía (negra) se cuela en el laboratorio y va espiando (y filtrando) información. Por suerte John Smith la mata. Y al final, el agente confabulado (el malo traidor) al que John Smith dispara y tira por un puente, es también negro.
(¿Coincidencia?)
En un intento para que el espectador no se pierda, durante las dos primeras horas, cada vez que se menciona a un personaje, se muestra en “flashback” al personaje. Y también se ha buscado actores con algún rasgo físico característico, para que “tanto agente con traje y arma” no confunda, pero ni uno de ellos tiene personalidad. No dejan de ser meros nombres (interpretados por dispersos actores).
El nombre más rimbombante es el de Anjelica Huston (la presidenta Castilla). Aparece siete u ocho veces (todas con el mismo traje y el mismo collar de perlas), y aparece acartonada e impávida. Mira Sorvino (agente Rachel Russel) tiene el honor de ser la autora del mejor momento de las tres horas de la serie: un disparo por detrás la espalda propio de MATRIX.
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