Estos seis, son los finalistas de la tercera edición de EL GRAN RETO (The Amazing Race), un trepidante concurso alrededor del mundo.
Se trata de un producto de Jerry Bruckheimer, productor de Hollywood. El concurso es una gimcama. Una carrera frenética pasando pruebas, enigmas, y buscando pistas o lugares. Algo que se hace en cualquier colonia escolar. Aquí es a lo bestia: Te despiertas en NY, y te acuestas en Balí. Has pasado por Tokio, Honk Kong, Berlín y Niça. Así de bestia.
Empiezan 12 equipos de 2 personas. Son hermanos, amigos, vecinos, matrimonios, amantes, compañeros de trabajo,… Cada episodio descarta un equipo. El equipo que gana, se lleva un millón; los demás nada. Pero el premio es un detalle menor (sí, menor) participar en tal locura es ya, un premio. Supongo que muchos quisieras participar. Para mí que ya es una aventura ir a comprar el pan, prefiero verlo por la tele. Y es realmente atrayente de ver. Es frenético, emocionante, fresco y trepidante. No es un producto de telerealidad, no es “supervivientes”, no hay una tertulia pre-post episodio, es simple y llanamente: una aventura.
Jerry debería hacer un spin-off, algo titulado “Cómo se rueda El GRAN RETO” porque para esos apenas 50 minutos de episodio, hay tal despilfarro humano y técnico; tal inversión para preparar, planificar y ejecutar tan sólo una de las pruebas, que la factura a fin de meses debe ser estratosférica. Si ha habido ya 3 ediciones, seguro que debe sacar un buen beneficio, pero sería interesante de ver un “making off” de esta aventura.
Aparte de la aventura y las carreras, uno también aprende –o ve, porque saberlo ya lo sabemos- acerca de la forma de ser de las personas. Cuando un equipo tiene una pista y se topa con otro que anda perdido, a veces se ayudan. Hasta ahora nunca he visto que dieran a sus “compañeros-rivales” una pista falsa o una dirección incorrecta, sí que a veces se han callado la buena.
También es interesante verlos en los taxis. Casi todos intentan sacar ventaja a base de influenciar sobre el taxista. El método más habitual, es el más simple: el soborno. (Disponen de un dinero base para “desplazarse” y deben administrarlo).
De todas, la frase que más me divirtió fue esta: “-No queremos que infrinja ninguna norma, pero si ve un semáforo en rojo, sálteselo.” XD
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